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15. Atención a la diversidad: Un coro diferente

Si viajamos a Pontevedra, concretamente a la aldea Calderas de Tui, podremos visitar O Pelouro, autodenominado como centro neuropsicopedagógico, pero ¿qué es esto?

En los años 70 un matrimonio formado por Teresa Ubeira, pedagoga terapeuta, y Juan Llauder, neuropsiquiatra infantil, fundaron esta escuela pionera en cuanto a integración, con el lema de "poder ser uno y poder ser con otros" viviendo la diversidad. Esto en la práctica se traduce en que en esta escuela conviven niños "normosanos" con niños con diversidad funcional de todo tipo, desde autismo, Asperger o síndrome de Down hasta superdotados. 

Las clases no transcurren como estamos acostumbrados en un centro educativo convencional. Los docentes trabajan con una pedagogía que pretende "encender la chispa del querer aprender" con unos alumnos que aprenden las materias tradicionales, así como también trabajan la expresión social, relacional y emocional.

Volviendo a la provincia de Valladolid me gustaría hablar de una iniciativa del Centro El Pino de Obregón junto a otros centros educativos vallisoletanos. 

El Pino de Obregón es un centro privado de Educación Especial situado en el Camino Viejo de Simancas, unos docentes de esta institución pusieron en marcha una actividad musical-coral con niños con diversidad funcional colaborando con niños digamos "normosanos" de último ciclo de primaria de otros colegios de la ciudad. Consiste en emparejar a los niños con discapacidad con los niños sin discapacidad y que las parejas aprendan una canción sencilla. 

Posteriormente la interpretación vocal se realiza de formas diversas dependiendo de la diversidad funcional: aquellos que pueden hablar y tienen movilidad lo hacen cantando y moviéndose, aquellos que no pueden hablar pero si moverse utilizan la gesticulación, y los que no pueden hacer ninguna de las dos cosas utilizan o bien el asistente de voz de la tablet o el smartphone o mediante pictogramas que describen lo que se está diciendo. 

De esta forma podremos disfrutar de una interpretación coral de lo más original, que ha recibido muchos elogios y reconocimientos. Además, los participantes disfrutan mucho de una actividad diferente a lo habitual y del enriquecimiento personal que suponen las interacciones entre niños "normosanos" y aquellos con diversidad funcional. 

Sin embargo, aunque considero que estas actividades conjuntas hacen mucho bien a todos los chavales implicados, no creo que se puedan aplicar a un contexto de aula de colegio o instituto "convencional". En O Pelouro son solo 80 alumnos con 10 profesores, la actividad coral que he descrito es con número reducido de participantes. En un centro educativo como los que estamos acostumbrados nosotros no podrían atenderse adecuadamente las necesidades de los jóvenes con diversidad funcional y no me parece que pudiera darse una verdadera integración. Por eso, actualmente, la existencia de los centros de Educación Especial sigue siendo necesaria, al menos hasta que se produzca un cambio radical en el ámbito de la educación y en el concepto de inclusión social.  

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