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2. Un gran pacto educativo

Durante la segunda sesión de la asignatura de Procesos y Contextos hemos hablado de algunos de los países con los mejores sistemas educativos del mundo y de la situación de la educación española. No he podido evitar fijarme con curiosidad en que los primeros de la lista, Corea del Sur y Finlandia, son dos países que me han marcado en lo personal e incluso en lo profesional, como he comentado brevemente en la 1ª entrada de este blog, mi presentación. 

El modelo educativo Surcoreano se basa en el trabajo duro y el esfuerzo, pero es tan estricto y exigente que asfixia a sus alumnos, quienes dedican más de 12 horas diarias a las actividades escolares. Incluso el gobierno tuvo que intervenir implantando un toque de queda para que los estudiantes estuvieran en casa en vez de en las academias que abrían hasta la 1 de la mañana. Todo esto encaminado desde la más tierna infancia hacia el momento crítico en la vida de estos jóvenes y sus padres: el examen de acceso a la universidad. La feroz competición y la presión a la que son sometidos los estudiantes, fruto de su propia cultura, dan lugar a altas tasas de infelicidad y depresión.

En contraposición al Surcoreano, el modelo finlandés parece idílico. Todos hemos oído hablar de Finlandia y sus estupendas políticas sociales y educativas que han generado  uno de los modelos educativos más aclamados del mundo. Niños y jóvenes aprenden mediante la experiencia y la práctica, guiados por profesores muy preparados, reduciendo al mínimo el número de horas lectivas y los deberes. La clave del éxito se encuentra en el carácter público de las escuelas y un currículo unificado en el todo el territorio: teóricamente todos los finlandeses tienen igualdad de oportunidades y aprenden los mismos contenidos sin importar su procedencia.

¿Qué ocurre con el modelo educativo de España? ¿Qué aspectos se pueden mejorar?

Precisamente, hablando de un currículo unificado para todo el territorio, esa es la primera propuesta de mejora en el modelo educativo español y que hemos comentado en mi grupo de debate en clase: la educación no debería depender de la ideología del gobierno que esté en el poder, tendrían que establecerse y aplicarse unos criterios mínimos elaborados por profesionales de la enseñanza al margen de una ideología.

En España las leyes educativas han cambiado a menudo en función del gobierno en el poder, 8 leyes diferentes desde 1980. Nos preguntamos si en nuestro país sería posible llegar a un consenso educativo pero concluíamos que la sociedad española actual está demasiado dividida para poder llegar a un pacto sin cometer ofensas. Siempre que hay nuevas reformas de ley surgen cuestiones muy mediáticas y criticadas, por ejemplo:

  • El tema de la religión en las aulas. ¿Debería impartirse religión en la escuela? Si es así, ¿la católica solo? ¿También otras religiones como el islam o el judaísmo?

Mi experiencia con la religión católica en un colegio concertado fue algo diferente a la de mis compañeros. Durante la primaria y parte de secundaria me enseñaron monjas y curas que se limitaban a seguir un libro de texto y la Biblia. Sin embargo, en los años posteriores tuve la suerte de coincidir con una teóloga que nos hablaba de otras religiones mediante libros y audiovisuales (arte, música y cine) y profundizaba en los entresijos teóricos y prácticos de estas.  

  • También viví la época de la educación para la ciudadanía ¿era necesaria esa asignatura? ¿su poco éxito fue un problema de planteamiento?
  •  La propuesta de eliminar el castellano como lengua vehicular, es decir, como lengua prioritaria a la hora de enseñar las materias, permitiendo a las comunidades autónomas impartir clases en las lenguas cooficiales.
  • Presentar alternativas a la repetición de curso limitando las veces que un alumno puede repetir durante su etapa formativa y permitiendo pasar de curso con asignaturas suspensas.

Por último, comentábamos en el grupo que antiguamente en España, como nos han contado nuestras madres y padres, se impartían clases de labores y costura, principalmente para las mujeres y en colegios femeninos. En algunos países, por ejemplo Estados Unidos, tienen como opción curricular para todos los públicos algo similar, las cases de tareas domésticas y cocina. Esto nos llevaba también a pensar en la mayor flexibilidad que allí existe a la hora de elegir asignaturas o carreras de ciencias y de letras. Mientras que aquí una vez llegado el Bachillerato están muy cerrados los dos grandes bloques y o eres de ciencias o eres de letras, allí se pueden elegir simultáneamente biología y literatura universal, por poner un ejemplo y sin tener yo a Estados Unidos como ejemplo de casi nada.

¿Vosotros/as qué pensáis de todo esto? ¿Religión sí o no? ¿Enseñar en catalán y euskera sí o no? ¿Y pasar de curso con suspensos? Os leo.


Fuentes consultadas y de interés:

https://www.elmundo.es/especiales/educacion/corea-del-sur.html

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-45582530

Comentarios

  1. Hola Teresa, qué interesante el tema de tu entrada.
    Creo que sin un pacto educativo a nivel nacional no hay posibilidad de mejorar nuestra educación.
    Aunque las competencias educativas están transferidas a las Comunidades Autónomas, es necesario ponerse de acuerdo por encima de ideologías o sesgos. El bien común debería ser el único objetivo.
    Y como docente durante muchos años, diré que debería escucharse más a toda la comunidad educativa y valorar la experiencia de los profesores.
    Creo que es la forma de resolver los problemas y avanzar.
    Suerte con el curso y este blog!

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